Súbete a un árbol

Aprovecha y súbete a los árboles.
Encarámate a las hayas,
trepa por los castaños,
asómate entre las copas de las encinas,
a mirar con mimético disimulo.
Acomódate a horcajadas en las nogalas,
guarécete en las ramas de un manzano.
En los cerezos, lo suyo, es picotear
el fruto cual pájaro goloso.
Haz lo mismo en los ciruelos
de néctar de luz de oro.
Cuidado con los frágiles brunales,
precaución en los avellanos elásticos,
de verdes hojas de luna llena.
En los abedules hay que ser medio equilibrista,
experto trapecista y algo temerario.
Encima de un buen rebollo, te puedes sentir
como en el Serengeti, e incluso escuchar
cantos de Masáis, cernidos en el viento.
¡Aprovecha y súbete a los árboles!