Rock

Ven gritando,
vacilando versos
en la barra de un bar,
desgañitándote,
por no volver a llorar,
vociferando,
para que no se escuchen
los insulsos poemas
que recita el amo.
Pataleando para que no
te lleve la corriente,
y poder arriar las velas,
cuando quieras,
y sentirse diferente.
Despotricando,
Para que te dejen en paz.

Sueño Cibernético

He soñado con un campo inmenso, casi infinito,
modelado en tres dimensiones.
Una especie de malla de energía,
creada por supercomputadores,
que a su vez, fueron creados por seres humanos.
Contiene toda la información que existe,
y se va incrementando, sin límite.
También he visto unos seres sobre el campo.
Se alimentan de él, de sus datos.
Los necesitan para sobrevivir.
Algunos son una amalgama de carne, huesos, y circuitos de silício.
Otros son enteramente electrónicos, aunque con ideas humanas,
si es que las ideas, han sido exclusividad de los humanos, alguna vez.
Están todos conectados.
Los que todavía tienen un cerebro biológico, desaparecerán pronto,
aunque no del todo, ya que replicarán sus conexiones neuronales
en un circuito digital, y seguirán viviendo...para siempre.

Abedules

La vida es un reguero,
que va escurriendo
de un nevero blanco.
Parece que se va deshilachando lentamente,
pero salta y corre y lo deja todo atrás,
siempre condenado a ir hacia el valle.
Observa a los abedules en su atalaya.
Son los únicos que soportan el viento del norte,
los mas altaneros de todos.
Pero no comprende su belleza, ni su resistencia.
Su desolación, y su soledad blanca y fría.
Aún así memoriza su color, su forma, sus hojas...
El reguero llega  al valle,
y se une con otros arroyos.
Mas tarde llega a ser un río
con un caudal de piedra y tiempo.
Y por fin lo entiende todo.
Comprende la resistencia y la sobriedad
La risa y el llanto, las palabras que se dicen,
y las que nunca llegan a pronunciarse.
Todo lo que ha vivido, se muestra claro, de repente.
Se acuerda de los abedules.
Nieva y nieva...  blanca corteza de abedules.

Perdonad que me ponga serio....

Ya lo habéis jodido todo.
El mundo limpio y azul,
salvaje e inmutable,
guardián de su cólera y su belleza.
¿Dónde está ahora?
En los versos del atardecer
hay sangre decadente y callada.
No hay charco en el que se pueda beber,
Solo está limpia el agua
de vuestras botellas de plástico


Dime
cuando
llegará
la
primavera,
que
me
quiero
esconder
entre
las
flores,
a
mirar
las
lavanderas.

¿Adónde regresar si ya no existe
el hogar en que vivimos?.
¿Adónde soñar la brisa fresca
de la montaña, y el azul infinito del mar?
¿Adónde ir para volver a sentirnos
animales de esta tierra?

A
ver
si
pasa
ya
este
invierno,
que
florezcan
los
sollozos,
y
estirar
mi
cuerpo
al
sol,
y
mirar
los
petirrojos