Pido dinero, y lo que darme quieras,
inclinado en la calle de la vergüenza,
veo tu cara, o siento tu ausencia,
en el vil tintineo de una moneda.
Mis ojos murieron de ver las miserias,
de vagar por un mundo que no me interesa,
asustados y secos están en sus cuencas.
Miran y callan, gritan y esperan.